Muñoz, C., FILOSOFÍA
(2009), México, Mc Graw Hill
pp. 43-50
Dialéctico, Hermenéutico y Fenomenológico
Por método se entiende un camino a seguir para llegar a un fin, es decir, es una serie de pasos o procesos para lograr algo.
En general, decimos que alguien es metódico cuando es ordenado, cuando planea sus actividades diarias. De acuerdo con lo anterior, podemos decir de manera general que el “método es la forma en cómo hacemos las cosas.” O en relación con el conocimiento, podemos decir que “es la forma en que conocemos los objetos”.
Si el conocimiento que buscamos o pretendemos obtener de los objetos es científico (un saber bien fundado), entonces es evidente que el método tiene las siguientes características:
1) Objetividad
Es apegarse a los hechos, descartando para su interpretación y explicación las valoraciones subjetivas, ideológicas, emotivas, sentimentales, etc. Quien realiza una investigación no debe dejarse influir por elementos extra-científicos. Los motivos extra-científicos, como los personales, políticos, ideológicos o con fines meramente lucrativos, no deben ser los que alientan la investigación científica.
Al aplicar los conocimientos científicos derivados de la investigación hemos de aspirar a metas de servicio para toda la humanidad, sin distinción de ningún tipo: edad, clase social, país, etnia, grupo social, sexo, género, etc.
2) Racionalidad
La ciencia, el método y la investigación científica, emplean el recurso de la razón y sus instrumentos: conceptos, juicios, argumentación, coherencia, rigor lógico, y la no contradicción entre sus enunciados.
● Los conceptos son entidades mentales, cuyas expresiones lingüísticas son los términos o palabras. Son imprescindibles en nuestro lenguaje, en la comunicación de nuestras ideas; los usamos cuando nos referimos a los objetos de conocimiento siempre que llevamos a cabo una investigación científica. En cualquier caso, los conceptos científicos designan lo que estudiamos de acuerdo con ciertas reglas de clasificación, división y definición, para lograr una investigación bien ordenada; pues el conocimiento científico también es acumulable, aunque no de cualquier ocurrencia, sino de hechos susceptibles de ser comprobados.
● Las proposiciones o enunciados científicos hacen declaraciones sobre la realidad que estudian o que interpretan, son la expresión lingüística de las entidades mentales que llamamos juicios. Establecen la relación que hay entre el sujeto de un enunciado y lo que se predica de él, en función del objeto de estudio con sus causas y efectos.
● Los argumentos son la expresión lingüística de los razonamientos. Se llega a ellos a través de la coherencia interna que existe en el discurso científico, coherencia lograda por medio de la aplicación de la lógica como instrumento metodológico en la actividad científica.
3) Sistematicidad
Es aquello que actúa conforme a un sistema de cosas, con arreglo a un determinado orden, respondiendo a un sistema o regularidad de procesos y con un funcionamiento en el que las partes se interesan con orden al todo. La ciencia es un cúmulo de conocimientos, en el que existen ciertas herramientas que se asimilan en el nacimiento, desarrollo, sobrevivencia y muerte de los conocimientos científicos.
4) Universalidad
Puede explicarse como aquello que tiene validez para toda inteligencia, sin variaciones por estados del tiempo y del espacio porque siempre se cumple.
Por estas características podemos decir que las construcciones científicas contienen un nivel de generalización tal que pueden aplicarse a todos los seres que se estudian, de acuerdo con las similitudes y/o diferencias entre ellos.
En cuanto a la filosofía, en estricto sentido, se puede decir que no trata de los métodos de la filosofía, sino de los métodos empleados por algunos filósofos en su reflexión acerca de los problemas de que se ocupan. Así pues, a continuación hablaremos de los métodos seguidos por algunos filósofos.
Recibe este nombre porque Sócrates, el educador de almas que creía en el poder de la palabra hablada, no escribió ningún libro ni tampoco fundó una escuela regular de filosofía. Todo lo que se sabe con certeza sobre su personalidad y su forma de pensar se extrae de los trabajos de dos de sus discípulos más notables: Platón, que atribuyó sus propias ideas a su maestro, y el historiador Jenofonte, quien quizá no consiguió comprender muchas de las doctrinas socráticas.
Sócrates creía en la superioridad de la discusión sobre la escritura y, en virtud de esta convicción, pasó la mayor parte de su vida en los mercados y plazas públicas en la ciudad de Atenas, iniciando diálogos y discusiones con todo aquel que quisiera escucharle, y a quienes solía responder mediante preguntas.
Sócrates creía que el deber del filosofo era provocar que la gente pensara por sí misma, en lugar de enseñarle algo que no supiera; por eso se decía partero o alumbrador de ideas. No conversaba como un hombre que oculta su ignorancia, lo que quería, en comunidad de trabajo, era descubrir la verdad; pues fue consciente de que ignoraba demasiado, y para convencer y hacer notoria la ignorancia del aparente sabio, se sirvió de hábiles preguntas encaminadas a confundirlo.
Ésta es la llamada ironía socrática, el arte dialogar y debatir acerca de ideas, de dejar que el interlocutor haga sus afirmaciones y, como consecuencia, hacerlo llegar a contradicciones por afirmar algo que va más allá de lo que pudiese ser comprobado; es exhibir la ignorancia del aparente sabio.
Así el “no saber”, que en un principio expresa molestia del filosofo, se torna un disfraz pedagógico, su objetivo final es conducir al interlocutor, por propia reflexión, a la verdad moral. Es así como creó un método denominado mayéutica (o arte de “alumbrar” los espíritus) por el que lograba que sus interlocutores descubrieran la verdad a partir de ellos mismos.
Mayéutica
Es dar a luz la verdad que llevamos dentro, aceptando que tenemos ideas innatas. Sócrates pensaba que toda persona puede tener conocimiento pleno de la verdad última, pues ésta se encuentra dentro del alma, la cual sólo necesita ser estimulada por reflejos conscientes para captarla. Esto no es otra cosa que la interrogación. Su método consiste en preguntar y tratar de responder. A base de preguntas y respuestas podemos llegar a una primera definición; posteriormente, a través de mejoramientos sucesivos, de extensiones y reducciones, podemos ajustarla lo más posible a la realidad, aunque nunca hasta llegar a ser perfecta.
El método de Sócrates desemboca en una teoría del conocimiento, según la cual todo cuanto conocemos proviene de la iluminación de nociones claras y confusas que teníamos en el espíritu; descubriendo, develando, revelando lo que está en potencia y convirtiéndose en acto de conocimiento. Lo que pretende es llegar a la ciencia, si por ciencia entendemos un conocimiento claro y preciso, válido en cualquier lugar y tiempo, y no sólo una mera opinión de nuestros sentidos o de nuestra imaginación.
MÉTODO CARTESIANO
Este método filosófico debe su nombre a René Descartes, que fue su creador. ¿Cuál es el método cartesiano? Dice el propio Descartes: “Entiendo por método un conjunto de reglas, ciertas y fáciles, tales que todo aquel que las observe exactamente no tome nunca lo falso por verdadero, y, sin gasto alguno de esfuerzo mental, sino por incrementar su conocimiento, paso a paso, llegue a una verdadera comprensión de todas aquellas cosas que no sobrepasen su capacidad”. Es evidente que necesitamos de un método que nos asegure que lo que conocemos es verdadero, pero, ¿cómo hacer esto?, o, ¿porqué esta necesidad?
Descartes dice que hay motivos para lo anterior, por lo siguiente:
a) Nuestros sentidos a veces nos engañan, por lo tanto, no podemos confiar ciegamente en ellos.
b) El mal uso de la razón: las acciones que tomamos como verdaderas pueden ser erróneas y falsas.
c) Cuando soñamos, las cosas que soñamos nos parecen tan reales que sólo al despertar nos damos cuenta de que eran falsas; ¿cómo asegurar que no ocurre lo mismo cuando estamos despiertos?, ¿las cosas que observamos y tenemos como ciertas no serán imaginaciones nuestras?
d) Descartes recurre a la hipótesis de un genio maligno o de un Dios engañador: dice que supongamos la existencia de este genio astuto, poderoso y burlador, que nos engaña constantemente y no nos permite distinguir un conocimiento cierto.
La duda metódica
Ante lo dicho, la pregunta inmediata es qué hacer entonces. Como señala Descartes: esmerarnos por buscar un método que nos asegure la certeza, buscar reglas cuya observancia nos permita que nadie tome nunca como verdadero nada falso.En el acto mismo de la duda se pone de manifiesto mi existencia; de lo contrario no podría siquiera dudar. Esta es la primera verdad no contaminada por mis sentidos ni por la razón. Descartes buscaba un criterio de conocimiento que fuera claro y distinto, un fundamento, un cimiento para, a base de él, construir con firmeza todo el edificio de su conocimiento.
Dice Descartes: “Yo soy, yo existo, eso es cierto. Pero, ¿cuántas veces? Solamente cuando pienso; porque podría ocurrir que, si yo cesara enteramente de pensar, cesaría igualmente de existir. Yo soy, yo existo, es necesariamente una verdad clara y distinta cada vez que la pronuncio o que la concibo mentalmente”
En su tercera meditación, Descartes agrega: “Soy una cosa que piensa, es decir, duda, afirma, niega, conoce pocas cosas, ignora otras muchas, ama, odia, quiere, no quiere y también imagina y siente; pues aunque las cosas que siento e imagino no existan acaso fuera de mí y en sí mismas, estoy, sin embargo, seguro de que esos modos de pensar residen en mí”.
Esta primera verdad en el método cartesiano es sumamente importante, pues a partir de ella se encuentra el criterio de otras verdades, es decir, el criterio para distinguir de una vez por todas lo verdadero de lo falso, así como el punto de partida para la construcción del método seguro y de la exactitud de las ideas mediante las cuales se manifiestan las verdades.
Las reglas del método
Brevemente, para no extendernos demasiando, podemos hacer una síntesis en la que expresamos las reglas de método cartesiano a partir de la obra de Descartes, sobre todo de El discurso del método. Estas reglas son las siguientes:
- Regla de la evidencia: evitar los juicios precipitados y los prejuicios. Sólo aceptar lo que se nos presente clara y distintamente como verdadero.
Percepción clara es para Descartes: la que se muestra presente y manifiesta a una mente atenta.
Percepción distinta: es aquella que, siendo clara, se encuentra tan separada y escindida de todas las demás que no contiene en sí, sino lo que se muestra de modo manifiesto.
- Regla del análisis: dividir cada una de las distintas dificultades que examine en cuantas partes fuera posible y en cuantas requiriese su mejor solución.
- Regla de la síntesis: conducir ordenadamente los pensamientos, comenzando por los objetos más simples y fáciles de conocer, para ascender paulatinamente hasta el conocimiento de los más complejos.
- Regla de la enumeración: hacer en todos los casos recuentos integrales y revisiones generales que aseguren no omitir nada. MÉTODO FENOMENOLÓGICO
Aun cuando este término ya lo habían empleado algunos filósofos como Hegel, es Husserl quien toma la fenomenológica como una ciencia filosófica fundamental, que sirve de base a las demás ramas de la filosofía. Para Husserl la fenomenología: “es un método que intenta entender de forma inmediata el mundo, mediante una visión intelectual basada en la intuición de la cosa misma, esto es, a través de los datos inmediatos y originarios”. Según lo anterior, con el método fenomenológico se llega a conocer por medio de la percepción cotidiana, y cada percepción es un objeto lógico que corresponde al objeto percibido en el momento, el cual es un fenómeno presente. En síntesis, se conoce lo que aparece a la conciencia.
Etapas:
1.- La epojé: podemos identificarla como la duda de Descartes. Pues el filósofo debe iniciar dudando de todo. La epojé significa literalmente suspensión de juicio. Esto quiere decir que la opinión que siempre emitimos sobre cualquier objeto con la simple percepción, debemos suspenderla; para reflexionar sobre la problemática que encierra el objeto, sobre el cual la opinión inmediata parecía encerrarlo todo. En otras palabras, es abstenernos de emitir juicios precipitados sobre los objetos, lo que acostumbramos hacer sin la menor reflexión. En este punto negamos nuestros hábitos intelectuales ingenuos, pues es probable que lleguen a ser insuficientes para emitir un juicio verdadero. Asimismo, debemos huir de la actitud científica acrítica e irreflexiva.
2.- La reducción eidética y la reducción trascendental: consiste en la conversión de los hechos de la actividad natural, dejados en la epojé o suspensión de juicio; o dicho de otra manera, dejados en suspenso, en esencias. De esa manera podemos decir que la reducción eidética es convertir los hechos en esencias; a lo que le sigue la reducción trascendental, por medio de la cual convertimos las esencias en vivencias de una conciencia pura constitutiva del conocimiento universal y necesario.
3.- La intuición eidética: sin embargo, el proceso del método fenomenológico no queda ahí, sino que llega a la plenitud mediante la intuición eidética, cuya actividad es la contemplación desinteresada de las esencias que constituyen el ser de las cosas por parte de la conciencia, las cuales se convierten en vivencias mediante la intencionalidad de la conciencia.
De acuerdo con el método fenomenológico, la captación de las esencias y su conversión en vivencias, es un acto intencional de la conciencia. La intencionalidad es la conciencia de, es la conciencia que tiene el sujeto (nóesis), del objeto (noéma).
MÉTODO HERMENÉUTICO
Hermenéutica significa interpretación, de acuerdo con la cual podemos decir, en un primer acercamiento, que la hermenéutica es el arte de evitar los malentendidos. Fácilmente nos podemos dar cuenta de la cantidad de problemas que en la vida diaria tenemos acerca de lo que observamos, escuchamos, leemos, etc.
La interpretación y su estudio tienen una larga trayectoria. Se ha empleado en estudios bíblicos, lingüísticos, desde hace muchos años. Sin embargo, recientemente, Paúl Ricoeur opina que con los filósofos Schelenmacher y Wilhelm Dilthey, el problema de la hermenéutica se convierte en un problema filosófico. El problema hermenéutico o problema de interpretación se puede advertir fácilmente. Con toda seguridad tú has leído algún libro o parte de él y encuentras que hay libros que entiendes mejor que otros, lo mismo te sucede con los profesores que te imparten las asignaturas. En general los malentendidos, como dijimos antes, son problemas de interpretación y se presentan a todas las personas en la vida cotidiana. Particularmente, Dilthey hace de la hermenéutica una metodología de las ciencias del espíritu. La hermenéutica es una forma de comprensión, y esta cae bajo el concepto general del conocer; aquí se entiende por conocer el proceso por el cual se busca un saber de validez universal.Al igual que los filósofos anteriores, Heidegger y Gadamer también se ocupan de la hermenéutica. Éste último considera la comprensión (hermenéutica), el dónde y el cómo se realiza. En efecto, dice Gadamer:
- Comprender es ponerse de acuerdo con alguien sobre algo.
- El lenguaje es el método universal para realizar el consenso o compresión.
- El dialogo es la forma concreta en que se alcanza la comprensión.
- El comprender es interpretar.
- La comprensión que se realiza en el diálogo se mueve en un círculo dialéctico: pregunta-respuesta.
- La comprensión es la concreción de la conciencia de la historia que se lleva a cabo.
- La tradición consiste en existir en medio del lenguaje; en cuanto el pasado se actualiza, se reconoce su sentido a menudo con nuevas iluminaciones.
MÉTODO DIALÉCTICO
Tuvo su origen con el filósofo griego Heráclito de Éfeso, quien había dicho “Todo fluye, todo cambia”, “La guerra de todas las cosas es padre, de todas las cosas es rey”; Posteriormente, Hegel es considerado el maestro de la dialéctica, y a partir de él es Karl Marx, pero sobre todo Friedrich Engels.
El método dialéctico se expone en tres leyes universales que son:
1. La ley de la transformación de los cambios cuantitativos en cualitativos y viceversa. Es una concatenación y una acción recíproca de los aspectos cuantitativos y cualitativos del objeto, en virtud de los cuales los cambios se acumulan gradualmente y alteran el objeto; de tal manera que se originan cambios cualitativos radicales, como saltos, de acuerdo a los objetos y con las condiciones de su desarrollo.
2. La ley de la unidad y lucha de los contrarios. Según esta ley, a todos los objetos, fenómenos y procesos, les son inherentes contradicciones internas, aspectos y tendencias contrarios, que se encuentran en estado de concatenación y negación mutua; la lucha de contrarios da un impulso al desarrollo y conduce al crecimiento de contradicciones, que finalmente conducen a la desaparición de lo viejo y al surgimiento de lo nuevo, y así sucesivamente.
La ley de la negación de la negación. La acción está condicionada por el nexo y la continuidad entre lo negado y lo que niega. La negación dialéctica no es una negación que rechaza el desarrollo precedente, sino una condición de desarrollo que afirma y conserva en sí todo el contenido positivo de las fases anteriores y tiene un carácter de avance ascendente.- Comprender es ponerse de acuerdo con alguien sobre algo.
Como actividad complementaria al contenido temático ya visto, y en apoyo a las actividades del Programa de Acreditación en Grupos Colaborativos (PAC), debes de realizar las siguientes actividades:
1. Resumen del tema, que deberá de ser como mínimo, media cuartilla y como máximo una cuartilla.
2. Realizar un cuadro o un mapa conceptual sobre tema revisado.
3. Como aplicarías el tema en tu vida cotidiana.